Es martes de poesía: Manuel Juliá
MELOCOTONES
Hoy estoy triste, quizá no pueda subir en este momento
a través de las calles sin luces
a las primeras lluvias del colegio,
estoy triste porque escondo en los sueños
de una habitación quieta en el papel amarillo
una imagen que está sola, velando
los recuerdos que aún no la abandonan,
a través de las calles sin luces
a las primeras lluvias del colegio,
estoy triste porque escondo en los sueños
de una habitación quieta en el papel amarillo
una imagen que está sola, velando
los recuerdos que aún no la abandonan,
y por eso no puedo hacer otra cosa que pensar en ti
mientras llevo un albaricoque a mis labios
como si tuviera sangre, y cuando lo muerdo
pienso que estás enfrente, que me lo arrebatas,
que con una inmensa dulzura lo desnudas
para que pueda consumir su carne
con el olor de tus dedos,
mientras llevo un albaricoque a mis labios
como si tuviera sangre, y cuando lo muerdo
pienso que estás enfrente, que me lo arrebatas,
que con una inmensa dulzura lo desnudas
para que pueda consumir su carne
con el olor de tus dedos,
hoy estoy triste porque hay una soledad
en el vestíbulo magullado, una soledad sin alma,
algo parecido al silencio de la ropa sucia,
en el vestíbulo magullado, una soledad sin alma,
algo parecido al silencio de la ropa sucia,
y un álbum que se abre y una ventana que se cierra,
una inmensa piedad herida en cada una
de las fotografías que observas callada
meciéndote en el sillón,
una inmensa piedad herida en cada una
de las fotografías que observas callada
meciéndote en el sillón,
la casa derrumbada es un mundo recién vivo
que tiene tu ternura y tus ojos pequeños,
tu alma de pan blando, de vino dulce,
tus labios delgados dentro de una manta
alrededor de mi congoja interminable, madre,
que tiene tu ternura y tus ojos pequeños,
tu alma de pan blando, de vino dulce,
tus labios delgados dentro de una manta
alrededor de mi congoja interminable, madre,
hoy estoy triste porque vuelve a salir el sol
sobre el mundo aunque ya no haya mundo
y tu mirada en el comedor
observa como recojo mis juguetes, siguen vivos,
sobre el mundo aunque ya no haya mundo
y tu mirada en el comedor
observa como recojo mis juguetes, siguen vivos,
y los árboles siguen moviéndose
en una llamada de auxilio imperecedera
y no encuentro tus brazos, el sol y el viento
siguen su viaje por la bruma buscando
palabras viejas para dormirse con ellas.
en una llamada de auxilio imperecedera
y no encuentro tus brazos, el sol y el viento
siguen su viaje por la bruma buscando
palabras viejas para dormirse con ellas.
(De El sueño de la muerte, Hiperión, 2013.)
Manuel Juliá nació en Puertollano (Ciudad Real) en el año 1954. Escritor y periodista ha publicado los siguientes libros de poemas: De umbría (1998), Sobre el volcán la flor (2009), Cuarenta latidos (2009) y El sueño de la muerte (2013). Como articulista ha recogido artículos publicados en el diario Marca, de carácter literario, en el libro Dioses de fuego y aire, y otros publicados en El Mundo y Diario 16 en Intemporal, entre dos siglos heridos (2003). Como narrador ha publicado La gloria al rojo vivo. Diario de una proeza (2010). El año pasado, con La región del olvido ganó el Premio Clarín de Cuentos, que otorga la Asociación Escritores y Artistas Españoles.