Por Juan Zapato
Tosca de Giacomo Puccini es la ópera donde más cruelmente las ilusiones son destrozadas por la realidad, engaños, deseos y traiciones se mezclan en una Roma oscura entre las emociones y anhelos de los tres protagonistas Floria, Mario y Scarpia, destinados irremediablemente a un final trágico.
La unidad de tiempo y espacio es esencial en la dramaturgia de Tosca, la acción se desarrolla en unas pocas horas, de la mañana del 17 al amanecer del 18 de junio de 1800, desde el “Angelus” que entona el Sacristán a la “ora quarta” de la cita de los amantes, además los tres lugares de la acción están a poca distancia en la ciudad de Roma.
A primera vista Tosca puede parecer una ópera claramente verista, llena de momentos dramáticos, crueles, que no se esconden nunca al espectador, el asesinato, el suicidio o la tortura se entrelazan en escena creando una tensión áspera y realista.
Personalmente pienso que muchos aspectos la diferencian, por ejemplo, de los dos paradigmas del verismo “I Pagliacci” de Leoncavallo y “Cavalleria Rusticana” de Mascagni. Creo que estamos ante la ópera más verdiana de Puccini con diferencia, Tosca nos habla del poder, de la opresión del fuerte frente a la libertad, como frecuentemente en Verdi los acontecimientos históricos forman parte indisoluble del drama.
Vamos con su génesis, en 1882 empezó una colaboración estrecha entre la actriz Sarah Bernhardt y Victorien Sardou, que escribió Fedora pensando en la divina, en 1884 fue el personaje de Theodora y el 24 de noviembre de 1887 creó la Tosca estrenada en París, en el Théâtre de la Porte de Saint-Martin.
Apenas dos semanas después del estreno de Edgard, el 14 de febrero de 1889 la gran Sarah Bernhardt llevó al Teatro Filodrammatica de Milán la obra “La Tosca” de Victorien Sardou, en la sala estaba Puccini, el joven compositor se dio cuenta enseguida de las posibilidades de musicar aquella terrible historia escribió a su editor Ricordi “¡Pienso en Tosca!” pidiéndole que iniciara los pasos necesarios para obtener el permiso del autor. Aún así los derechos acabaron en manos de otro compositor, Alberto Franchetti, aunque brevemente, gracias a Ricordi, acabaría rechazando el contrato en favor de Puccini, es curioso el hecho de que anteriormente Franchetti también había cedido el Andrea Chenier a Giordano, dos de las grandes óperas de fin de siglo”.
Verdi también se interesó en el drama de Sardou, especialmente la escena del adiós a la vida de Mario, ero quería realizar cambios el último acto. Puccini volvió a ver La Tosca en Florencia en 1895, se desconoce, dado el interés mostrado por el compositor, por qué a Tosca se le adelantaron Manon y Mimí. Parece ser que al libretista Giacosano le gustaba la heroína de Sardou por favorecer demasiado la acción respecto a la poesía en el drama.
El mismo Sardou, que aparece como coautor del libreto junto a Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, exigió la muerte de Tosca, algo que Puccini, como Verdi, no querían.
«La vuol morta a tutti i costi quella povera donna» (la quiere muerta a cualquier precio, pobre mujer). Carta de Puccini a Ricordi , 13 de enero 1899.
Del drama original se cortaron dos actos, segundo y tercero, omitiendo la fiesta por la derrota napoleónica y se redujeron los personajes a menos de la mitad. También el compositor deseaba cortar el “Vissi d’Arte” para dar más realismo y continuidad al segundo acto de la ópera.
Como curiosidad en la obra de teatro de Sardou Tosca acababa cayendo en el Tíber para lo cual habría que cambiar el curso del río ya que está demasiado lejos de los muros de Castel Sant’Angelo.
El ambiente político en Italia al tiempo de su estreno, inicio del siglo XX, era tenso, había movimientos anarquistas, en contra de la monarquía o secesionistas, Roma no era una excepción, el Vaticano no apoyaba la creación del nuevo Reino de Italia.
En ese clima de disturbios se estrenó Tosca el 14 de enero de 1900en el Teatro Costanzi, no faltaron amenazas de atentados sobre aquella representación, dada la presencia de personalidades de la política italiana, entre ellas la Reina Marguerita o el Presidente del Consejo de ministros Luigi Pelloux. Al final exceptuando ciertas voces discordantes en el teatro al inicio, la ópera se representa sin ningún problema.
El estreno no fue un éxito total, hubo manifestaciones en contra de parte de los seguidores de Mascagni y probablemente por mostrar ese retrato de la ciudad papal tan crudo que seguro incomodó a parte del público romano.
Pero a partir de la segunda representación de las veintiuna que dio el Costanzi y hasta hoy en día, el público convirtió la ópera de Puccini en una de las más populares del repertorio.
Dirigió el estreno Leopoldo Mugnone crearon por primera vez los tres personajes principales Floria Tosca, Hariclea Darclée; Mario Cavaradossi, Emilio de Marchi y el Baron Scarpia, Eugenio Giraldoni.
La crítica, como siempre pasó con Puccini, se dividía entre alabanzas por las piezas más conseguidas, destacando las tres arias “Recondita armonía”,” Vissi d’arte” “E lucevan le stelle” y la atmósfera creada musicalmente por Puccini en el “Te Deum” el principio del acto tercero con ese amanecer romano. Aunque siempre hubo quien lo consideraba melodía fácil y popular indigna de aquel tiempo. Y a la vez encontraban un exceso de brutalidad innecesaria, demasiado cruel y tácita, tortura, lascivia, un fusilamiento en escena, suicidio…
Al final, como ocurre siempre, el público dijo la última palabra, llenando hasta hoy, cualquier sala de cualquier teatro donde se programe la ópera.
Personajes
MARIO CAVARADOSSI: Pintor (Tenor)
FLORA TOSCA: Famosa cantante, enamorada de Mario Cavaradossi (Soprano)
EL BARÓN SCARPIA: Jefe de la policía borbónica (Barítono)
CÉSAR ANGELOTTI: Republicano (Bajo)
SPOLETTA: Guardia (Tenor)
SCIARRONE GuardiaBajo
SACRISTÁN de Sant’Andrea della Valle Barítono
Breve argumento, Roma, 14 de junio de 1800, el republicano Angelotti huye de la prisión de Castel Sant’Angelo y se refugia en la Iglesia donde su amigo Mario Cavaradossi está pintando una Maddalena, que le recuerda a su amante Floria Tosca, cantante famosa, quien entra también en la capilla.
Scarpia, jefe de la policía borbónica, encarcela a Mario, torturándole para adivinar el paradero del fugitivo Angelotti, Tosca intenta interceder por su amado, ofreciendo su cuerpo a la lujuria del malvado Scarpia a cambio de fingir el fusilamiento de Cavaradossi, una vez firmado el salvoconducto Tosca mata a Scarpia salvando su honor y va a reunirse con Mario a Castel Sant’Angelo donde le pone al corriente de la farsa que será su ejecución para que haga bien su papel de fusilado.
Pero las armas del pelotón de fusilamiento no están cargadas con salvas, Tosca desesperada searroja desde lo alto de Castel Sant’Angelo. Los fragmentos más populares de la ópera coinciden con dos de los momentos del lirismo más intenso de todo el teatro pucciniano, las arias “Vissi d’arte”, del segundo acto y “E lucevan le stelle”, en el tercero. “Vissi d’arte” expresa la desesperación de Toscaque frente al chantaje sexual del Barón Scarpia se niega a creer que exista tanta maldad dirigiéndose a Dios con cierto resentimiento y preparándose para convertirse ella misma en asesina.
“Vissi d’arte, vissi d’amore, non feci mai male ad anima viva!… Nell’ora del dolore, perché, perché Signore” .
Con “E lucevan le stelle”, adiós a la vida, Cavaradossi que está en la prisión de Castel Sant’Angelo es consciente de su terrible destino y se despide de su vida recordando los momentos felices vividos con su amada Tosca.
“Oh! dolci baci, o languide carezze, … L’ora è fuggita… E muoio disperato! E non ho amato mai tanto la vita!… ”.
Hay óperas que utilizan la ambientación como un mero fondo a los acontecimientos que relatan pero, en otras muchas, esos lugares forman parte activa de la acción, llegando a condicionarla, en Puccini ocurre con el Pekín de Turandot, el París de La Bohème o la Florencia de Gianni Schicchi; pero más aún la Roma de Tosca, donde la opresión papal, en ese 1800, ejercida por la policía borbónica fue absolutamente tiránica y opresiva.
La historia de Floria Tosca y Mario Cavaradossi en manos del sanguinario y perverso Scarpia sólo puede darse en el marco corrupto de fondo religioso y político de aquella ciudad papal. La historia nos cuenta que Napoleón Bonaparte, había instaurado la república en toda Italia, suprimiendo el poder papal en los estados pontificios, pero aprovechando su marcha a la campaña de Egipto, el ejército napolitano de Fernando IV toma Roma y derroca la república, iniciando una feroz persecución a sus seguidores, cuando Napoleón regresa a Europa vuelve a enfrentarse a los austriacos y realistas en la batalla de Marengo en 1800, aunque el francés ganara la batalla, las primeras noticias que llegaron a Roma daban por derrotado a Napoleón. En ese equívoco se basa la trama de Tosca.
Aunque lo que nos cuenta Puccini sea realmente una historia privada, un drama personal y único entre los personajes que durante la ópera muestran sus debilidades, sus esperanzas y sus sentimientos, en la partitura de Tosca, la Iglesia Sant’Andrea della Valle, del primer acto, el Palazzo Farnese, del segundo y el Castel Sant’Angelo del tercero, son una escalada de atmósferas dramáticas, a cada cual más oscura, no sólo decorativas, van indisolublemente unidas por Puccini a esa Roma y a ese momento histórico, político y religioso.
La estatua del ángel que domina el Castel Sant’Angelo no es sino la espada de Damocles que cae inexorable sobre los protagonistas, la atmósfera oscura recreada por el tañer de campanas de la ciudad eterna provoca angustia y victoria, belleza y terror.
Tosca no es lánguida y enfermiza como Mimí, Cio-Cio San o Liu, víctimas perfectas del melodrama ideal, además del lirismo y sufrimiento de cualquier heroína pucciniana, actúa, es celosa en extremo, mediterránea, religiosa, sí, pero capaz de asesinar a quien se interponga en su camino.
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